Mientras tanto sentado enfrente de la chimenea contemplando como se iba deshaciendo los trozos de madera en el fuego se encontraba el padre de Emily ,con la mirada perdida como recordando viejos tiempos, tiempos jóvenes en donde la felicidad inundaba su vida, lástima que no aprovecho esa felicidad en su momento, la dejo partir intercambiándola por la tristeza y la frialdad. A la vez que recordaba miraba la foto de familia la típica que se hace en Navidad, ese día tan festivo donde todos felices pasan las noches reunidos en familia, donde los niños esperan entusiasmados la llegada de Papa Noel con su regalo ya que todos piensan que han sido buenos pues todos tenemos nuestro ángel dentro aunque a algunos le cueste sacarlo.-¿ Recuerdas esa vez cuando Emily tenía nueve años y el día de Navidad se tropezó y tiró el champán? – decía en voz alta, con lágrimas en los ojos y hablando con ella su querido amor-Nunca te olvidare Teresa, por culpa de mi trabajo te perdí y está pasando lo mismo con Emily… oh cariño si tú vieras como se parece a ti, cada día que pasa es como tú, luchadora, cabezota y cuando sonríe ilumina toda la habitación- decía con lágrimas en los ojos, contemplando la foto de su mujer – y por eso la esquivo… Soy tan débil que no puedo mirarla a los ojos, no tengo fuerzas de mirar a mi querida niña, ni a pasar un rato con ella, te veo a ti y no quiero que me vea llorar, no me atrevo a decirla todos los días que la quiero, que tenga un buen día… Pero debo cambiar ¿no? Por ti, por ella, por nosotros y nuestra familia, quiero que vuelva al pasado para pasar un día feliz- se levantó, secándose las lágrimas se dirigió hacia el trastero, aquel trastero de los recuerdos olvidados lleno de fotos, juguetes viejos, cartas, postales… y detrás de todo eso estaba lo que él buscaba las luces de Navidad, el árbol, los adornos – este año las luces de Nueva York se encenderán por ti Emily…- decía mientras adornaba toda su casa, sin saber que sería una larga y dolorosa noche…
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