Lo reconozco, lo debo reconocer, no soy el mismo desde que aquella chica de pelo rojo y ojos miel apareció en mi vida. Nuestros caminos se cruzaron tras la esquina del pasillo de un antiguo instituto, lo recuerdo como si fuera ayer: miradas, sonrisas, risas y uno que otro folio esparcido por el suelo. Desde ese día todo mi mundo cambió, mi cabeza y corazón dieron un giro de 360º y solo por ella, solo por aquella chica.
En la esquina de una pequeña calle.
-Vendrá, te dijo que vendría ella no rompe las promesas. Tranquilízate venga… - se decía así mismo Mickel mirando desesperadamente el reloj que tenía en su muñeca. Mickel aquel chaval de dieciséis años que iba detrás de todas las chicas que pasaban por su lado, ya era un joven adulto de unos veintiún años, aunque el no quería decir nunca su edad.’’Números son solo números que nos discriminan’’ decía siempre. Seguía teniendo su larga melena castaña y conservaba esa sonrisa seductora que volvía loca a cualquier chica. Su vida cambió, triunfó siendo un gran skeater y ahora va a campeonatos o participa en algún que otro programa de deporte, pero lo que más había cambiado en su vida había sido su forma de ser, dejó de ser el típico chico egocéntrico que solo piensa en sí mismo y que no se tomaba nada en serio a convertirse en un chico sincero, dulce y maduro pero con su lado infantil y pensando solo en una persona: Ella.
- Buenas querido melenudo- le dijo una chica con un tono dulce y cariñoso por la espalda. Él enseguida se giró y la besó.
-Te extrañé, pensé que no vendrías.-la dijo al oído rodeándola con sus brazos.
-¿Estas tonto? ¿ cómo no voy a venir?, te echaba muchísimo de menos amor, pero la espera valió la pena, ya te tengo aquí conmigo para comerte a besos todos los días-decía la final divertida. Los dos se miraron y sonrieron. Nadie ni siquiera ellos se imaginaba que iban a acabar juntos. Personalidades, gustos y comportamientos diferentes, pero como dicen: los polos opuestos se atraen. Emily y Mickel tan diferentes pero tan parecidos. Emily, aquella chica pelirroja que sufrió por amor en años atrás, pero ya con sus veinte años recién cumplidos seguía por fuera igual que siempre ,su misma melena pelirroja aunque un poco más corta que cuando era joven, sus ojos miel un poco resaltados con una pizca de sombra azul seguían siendo grandes e hipnotizantes que siempre y su piel blanca como la nieve, pero por dentro sufrió un gran y tremendo cambio: se despidió de esa niña llorona y saludó a la chica que se ríe de los problemas y su corazón entero cambió. Miles de sentimientos experimentó esos últimos años: la muerte de su padre, lo sucedido con Simón… Miles de cosas que poco a poco se irán contando cuando llegue el momento y la compañía adecuada.
-Te quiero.
- Te quiero.
Sonrieron, se dieron un último beso y cogidos de la mano caminaban pegados como dos enamorados que el caprichoso destino unió con una simple tarjetita.
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