Me acuerdo perfectamente, como el destino fue caprichoso y egoísta conmigo desde el día que crucé aquel paso de peatones. Me llevó por caminos en los que nunca había caminado, me hizo sentir lo que nunca antes había sentido, me hizo caer con cada una de las piedras que encontraba y luego levantarme con miles de rasguños. Pero por alguna razón nunca dejé de creer en él hasta el día que dije adiós a aquellos recuerdos amargos, a partir de ahí ni destino ni nada, solo simples coincidencias.
Hace dos años en una tienda de música.
-Lo siento señorita Hadson no podemos hacer nada por ella, el mástil se ha partido entero y es muy difícil arreglarlo, es mejor que se compre otra.
- ¿Pero no se puede arreglar? Inténtelo por favor, no tengo dinero para otra y la necesito.
El dependiente de la tienda miró refunfuñando a Emily, si que se podía arreglar pero él quería que se comprara otra para quitarse todos esos trastos musicales que tenía en la tienda y así poder jubilarse de una vez.
-Bueno bueno veré lo que puedo hacer. Déme su número y ya si eso la llamo cuando la tenga.
-Muchísimas gracias- decía entusiasmada mientras buscaba una tarjetita con su número de móvil
- ¿Dónde está? Estoy segura que la metí aquí-
- ¿Dónde está? Estoy segura que la metí aquí-
-¿Dices esto? Señorita… ¿Hafson?-dijo dudando un chico que se había agachado a coger su tarjeta del suelo.
-Es Hadson pero se han confundido- le respondió un poco malhumorada mientras se giraba Emily.
-Vaya perdona pero aquí han puesto Hafson no Hadson- le contestó riéndose
Emily se puso colorada, le arrebato la tarjeta y se la dio al dependiente que echó una carcajada al oír al joven.
-Ja ja muy graciosos. Bueno aquí está llámeme ¿vale?-El hombre asintió con la cabeza y se metió en el trastero de la tienda para guardar la guitarra de Emily.
-Bueno perdóneme, no me he presentado soy Steven
-Encantada y ahora si me permite…-antes de que acabara la frase Steven sacó una tarjeta de su bolsillo y se la dio.-Llámame.
-¿Está ligando?-contesto de repente Emily con un tono frío. ¿Primero se ríe de ella y de su nombre y ahora intenta ligar con ella? Empezaba muy mal, no soportaba a tipos como ellos, que se creen que pueden conseguir a cualquiera chica para el rollo de una noche y luego olvidarse al día siguiente de su nombre ‘’si no te veo, no me acuerdo’’.
El chico al oír la contestación de Emily se echó a reír.
-Si lo quieres llamar así… Yo prefiero llamarlo negocios, porque como he visto en tu tarjeta eres música y yo soy manager así que cuando quieres llámame. Nena y por favor cuando lo hagas tutéame – y con una última carcajada y un guiño se giró y salió del establecimiento. Emily estaba roja, paralizada y enfadada ¿de que iba? Ella puede buscar trabajo solita. Es independiente pero debía reconocer que las cosas no le han ido demasiado bien en esos años pero afrontó los problemas y salió de ellos como una persona muy madura, así que no necesita la ayuda de un saca perras como era el chico aquel.
-Yo que tú no desperdiciaba las oportunidades que me da el destino- dijo el dependiente que volvió del trastero.
-¿Destino? Yo no creo ya en el destino.-Emily miró hacia abajo y apretó las manos.
-Bueno usted sabrá, aun que no crea, el destino seguirá poniendo de su parte para alcanzar su objetivo.-sonrió
Emily le miró y luego miró la tarjeta: Steven Welft. El destino fue caprichoso con ella desde que cruzó aquel paso de peatones hace dos años ¿por qué iba a dejar de serlo?
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