Las gotas de lluvia seguían cayendo pero ellos se
encontraban en el pequeño tejadito que sobresalía del edificio. Callados mirándose
a los ojos uno enfrente del otro sin decir nada solo sonriendo. Los segundos
pasaban lentamente, el tiempo se había parado, sin parar de sonreír pero Emily
cogió aire después de la carrera que recorrió para poder alcanzarle y se
dispuso a hablar.
-Te eché de menos.
-Y yo a ti Pelirroja.- Respondió con una sonrisa. Esa
sonrisa que le hizo recordar años atrás en los que fue feliz y en los que
sufrió como nunca antes lo había hecho. Emily sonrió también y sin decir nada
se acercó más a él y le abrazó. Lágrimas por su rostro recorrían sin parar, le
echó de menos, se acordó de él, de su sonrisa, de cada mirada, de cada palabra…
se acordó de él.
-Shh... no llores… ¿Dónde está la chica que siempre decía
que llorar era de blandos?-Le dijo Simón secándola las lágrimas.
-Creció supongo… y se dio cuenta que llorar no es de blandos
sino de valientes.- Le sonrió limpiándose con la manga las últimas gotas de
agua de su cara. Simón la sonrió y afirmó con la cabeza.
-Eres una Pelirroja fuerte. Enhorabuena – Le dio un pequeño
golpe en el hombro y miró al cielo.- Ya está parando de llover.
-Quiero ir a un lugar contigo.- Le respondió mirando al
cielo. Simón la volvió a mirar, no sabía bien a donde se refería pero antes de
que preguntara Emily ya le agarró de la mano y salió corriendo, tirando de él.
En otro lado de la ciudad, metido en su habitación mirando
el móvil.
-Agh. ¿Dónde estás?... – Mickel no paraba de moverse, estaba
nervioso. Había quedado con Emily hace más de 1 hora y nada, ni rastro de ella.
La llamaba al móvil pero ella lo tenía apagado, estaba preocupado ¿y si la ha
pasado algo o la ha robado, o ha tenido un accidente? Miles de preguntas, tenía
miedo, miedo de que la pasará algo.
–Venga Mickel
tranquilízate, seguro que está en un atasco o algo… Agh a quién quiero
engañar.- Y sin pensárselo ni un minuto cogió su chaqueta y fue a buscarla,
pensando en lo peor pero muy alejado de lo que en realidad estaba pasando.
Porque nadie se puede imaginar lo que el destino puede llegar a hacer.
‘’Quiero que me prometas un para siempre, tú y yo juntos
como en los viejos tiempos. Que me des
la mano y no me sueltes nunca, que me protejas en los malos momentos y que estés en los buenos.
Quiero que me lleves al cine y luego a donde tú quieras.
Quiero que seas el primero en desearme las buenas noches y el único en despertarme, que me comas sin control.
Quiero
dejarlo todo, irme contigo.’’
Hazlo.
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