Sentada en el césped de aquel gran jardín verde y lleno de árboles al que me prometió llevarme, estaba a su lado con una sonrisa, él me mira y me sonreía, felices ya que por fin se hizo todo realidad. Pero por alguna razón el suelo se movió y poco a poco una grieta nos iba separando, cada uno al otro lado, mirándonos sin reaccionar. Lloro, no paro de llorar, le llamo con todas mis fuerzas pero él no responde sigue con esa sonrisa mientras que la grieta se va haciendo cada vez más grande y profunda.Sigo llorando, desgarrándome el alma hasta que reacciono e intento saltar, pero una cadena enganchada a mi pie tira de mi impidiéndome saltar.No sé que hacer, siento que mi pecho va a estallar, quiero gritar pedir ayuda pero nadie me escucha, quiero oír su voz pero él sigue sin responder hasta que por mi cabeza pasa una cosa: rendirme. Rendirme, dejar de luchar, tirarme al vacío y dejar de sufrir pero por algún motivo antes de llegar a hacerlo despierto. Despierto con los ojos humedecidos y aliviada como si me hubiera quitado todo el peso que llevaba encima, me siento bien, lo olvido todo por completo hasta que vuelve la noche y con ella otra vez el mismo sueño que siempre se termina en el mismo momento. Lo que me dice que debo luchar y que no me debo rendir por lo que quiero ya que pronto esa grieta se volverá a juntar y a dejarme estar con él siempre pero quieras que no, siempre aparece el dolor.
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