domingo, 22 de julio de 2012

Recuerdame.

Y aquí estamos, brillando como siempre hemos hecho. Tú  y yo. Si, ¿recuerdas? Brillabas, y lo sigues haciendo. Tú, situada en el rincón de una pequeña sala, sonriendo. Esa sonrisa tan dulce que iluminaba cada rincón de habitación, cada soledad en cualquier corazón.
Desde que naciste tu dulzura y alegría te acompañaban siempre. Eras de esas pequeñas que se hacen querer, dando amor a todo el que te sonriera. Así seguías con el paso de los tiempos.Tú y tu sonrisa. Los años pasaban y tú ibas creciendo. Tan guapa como siempre. Querida por todos, odiada por muchas. Envidia y falsedad te acompañaban en tu adolescencia. Tú no eras así, tú querías amigas de verdad, amigos a los que querer.Insultos te decían alguna que otra chica solo por ir más arreglada o tener un nuevo peinado.Pero en cambio rosas recibías de algún que otro admirador y tú con tu sonrisa se lo agradecías. Eras tan fácil de alegrar pero tan difícil de conquistar que hacías más divertido el juego. Tú adolescencia pasaba, te hacías mayor. Eras joven, querías divertirte. Cada noche a las 12 salías a bailar con tus amigos, aquellos que echaste en la Universidad. Con una hora de antelación te ibas preparando, cogías aquel neceser azul que te regaló tu abuela al cumplir los 16 y comenzabas a darte algún que otro retoque en la cara. Cuando estabas perfecta, cogías el peine y te peinabas cuidadosamente tu melena rubia.Algún que otro tirabuzón tenías. Y después te ponías el vestido elegido por ti y aconsejado por tu madre. Una mirada en el espejo y lista a tiempo. Ningún fallo. Besabas a tus padres antes de irte , un pequeño guiño a tu hermano pequeño y te montabas en el coche de tu amiga. Te divertías todas las noches, bailabas y bebías, algo que tu madre te decía que no hicieras pero eras joven y todos lo hacían. Cada noche la misma rutina.Mientras pasaban los años tu seguías igual hasta que te fuiste de casa.Te independizaste. Dejaste atrás tu niñez pero no tu juventud. Te gustaba divertirte, pero a veces te pasabas de la raya. Mientras que por las noches te ahogabas en el alcohol, por la mañana despertabas en camas diferentes con hombres diferentes. Y con esto se daban más vicios peores.Los amigos de la Universidad se fueron alejando de ti, alguna amiga verdadera seguía contigo y te aconsejaba de que pararás antes de que fuera peor. Tú afirmabas pero pasabas. Eras joven querías divertirte pero esa no es la manera adecuada para divertirse, lo sabías pero no eras capaz de parar. Y fue cuando un día perdida entre el humo de tu habitación, al lado de botellas vacías te miraste al espejo. Y no viste a la dulce chica que habías sido, eras más delgada pero escuálida. No estabas bella como siempre. Querías  parar y lo hiciste. Pediste ayuda, renunciaste a esa vida y lo conseguiste. Después de años luchando lo conseguiste y eso te hizo más fuerte, amiga. Empezaste de cero, con una sonrisa en la boca. Con esa sonrisa que mantienes ahora. Mírate fuiste luchadora y ganado.
Y ahora sigues aquí, tan guapa como siempre. En tu rostro se pueden ver rasgos de la edad pero tranquila, te favorecen.Mantienes tu sonrisa pero tu mirada está al infinito. No sé a donde miras. Llevas así mucho tiempo. Encerrada en esta habitación con una sola ventana y una pequeña televisión la cual nunca ves. Pero no estás sola, te vienen a ver. Gente a la que conoces pero no recuerdas. Amigos, conocidos, enfermeros. Tu marido. Aquel hombre que te hizo feliz, al que conociste un día en una pequeña tienda de libros. Te hizo reír y te pudo conquistar. Con el que decidiste asentar la cabeza y formar una familia. El que te hizo feliz y lo sigue haciendo. Se sienta a tu lado todas las tardes y te agarra de la mano. Tú le miras sonriendo, escuchando atenta lo que te cuenta pero lamentablemente no le recuerdas. Crees que le conociste el primer día que entraste aquí, que es un conocido. Escuchas que sus hijas están bien y que sus nietos ya se hacen grandes y sanos. Manteniendo tu sonrisa. Cuando llega la noche se va despidiéndose siempre con un ''Nos vemos mañana querida.'' y tú asientes con la cabeza, volviéndote a meter en el infinito.
Llevas así pocos años, no te curarás. Lo sabes, lo saben.Pero eres feliz y eso es lo que importa. Espero que llegue el día que me recuerdes. Quiero volver a vivir contigo, llorar y sonreír contigo pero creo que será imposible. Maldita enfermedad... Me fuiste perdiendo poco a poco pero sé que sigo en tu corazón como siguen los que te quieren. 


Atentamente:
Tus recuerdos.

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