En un rincón de la pequeña habitación de Simón se encontraba Emily, sentada encima de la cama con las manos apoyadas en sus piernas y contemplando los pósters y fotos que tenía pegados en sus paredes verdes, a Emily la llamaban mucho la atención ya que cada una de esas fotos expresaba un sentimiento, era como si a través de la lente de su cámara contara una historia, un cuento real o ficticio. Cuando iba lentamente girando la mirada en una de las cuatros paredes justo enfrente de la cama se encontraban las fotos que hizo esa tarde de marzo, habían pasado ya tres meses desde ese día. Emily se levantó y las contemplaba con una sonrisa recordando cada beso, cada abrazo, que se dieron y cada palabra que se dijeron.
-¿te gustan? Te dije que salías perfecta- le dijo Simón al oído, agarrándola por detrás de la cintura- si han salido bien, eres un buen fotógrafo- contestó sonriendo mientras se giró para abrazarle-bueno no es para tanto pelirroja, solo me gustan pero ¿sabes en lo que soy bueno? En hacer cosquillas- le dijo a la vez que la tiraba en la cama y la hacía cosquillas sin parar, ese era su punto débil, las cosquillas, las tenía por todos los lados la tocabas y se encogía - vale para, para – dijo entre risas, Simón se la quedó mirando tumbado en la cama mientras acercaba sus labios a ellas para besarla, besarla y besarla más besos que poco a poco se fueron convirtiendo en caricias que iban recorriendo sus cuerpos… Entre las sabanas de esa cama se escondían caricias, abrazos, besos y dos enamorados que se entregaron su amor tiernamente. Emily no se le había pasado nunca eso por la cabeza, lo había pensado pero no se imaginaba que pudiera pasar, solo se dejó llevar por el momento pero no se arrepentiría nunca.
-sabes, no puse las fotos enfrente de mi cama porque si- dijo Simón abrazándola en la cama –¿ a no? Y dime la razón exacta por que las pusiste así querido- le respondió con un tono burlón mientras se apoyaba en su pecho.- las puse ahí porque cada vez que me levanto quiero ver tu rostro sonriendo.- Emily miró las fotos y luego miró a Simón con una sonrisa dulce dibujada en la cara.- eres tremendamente perfecto-decía mientras se acurrucaba a su lado, Emily esperaba que eso no fuera un sueño todo era demasiado perfecto y tenía miedo que pronto llegará una tormenta que arrasara con toda su felicidad, pero lucharía porque nunca apareciera el fin de ese sueño.
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