miércoles, 9 de mayo de 2012

11.# Me acordé de ti



Supuestamente mi vida cambió cuando la conocí. No sé si para bien o para mejor. Me enamoré de ella con solo mirar sus preciosos ojos miel pero me enloqueció cuando me abrió su corazón. Ese día de verano ¿cómo olvidarlo?

Sentada en un banco del parque se encontraba Emily moviendo los pies de un lado para otro algo nerviosa. Llevaba el pelo suelo pero con una pequeña pinza sujetándola dos o tres mechones, tenía puesto un pequeño vestido azul con estampado de flores y unas manoletinas de un azul un tanto claro. No paraba de mirar a su alrededor, buscaba a alguien, a él.
-Buenos días bella dama-  Le dijo una voz masculina que se encontraba detrás suya.
Emily al verle sonrió y cogió la margarita que él la ofreció.
-Buenos días caballero- Le respondió entre risas.
Él la sonrió y ella le devolvió la sonrisa oliendo la margarita. Estaba preciosa, todavía no sé podía creer que iba a aceptar la invitación, después de tantos años sin verla.
- Y bueno… ¿a dónde me lleva?
- Oh por favor no me trates de usted, que solo te saco un año. – Le dijo sacándola la lengua. Seguía tan niño como siempre, tan Peter Pan.
- Bueno, bueno ¿Me estás llamando enana?
-¿Yo? Que va, solo digo que eres un poco renacuaja
- ¡Pues ahora me enfado, no respiro y me convierto en pera! Por tonto.
Los dos se miraron serios y se empezaron a reír a carcajadas, se sentían bien, demasiado bien.
-Bueno, bueno que te meas. –Le dijo sacándole la lengua como él la hizo.
-Calla doña pera.
-Solo si lo haces con un beso.
Sus ojos se abrieron sorprendido ¿había escuchado bien? ¿ un beso?
-¿Un beso?
-Si, un beso.
Cada vez le costaba más asimilarlo. Quería besarla, claro pero ¿qué había pasado exactamente? Solo se estaban riendo y bueno todavía no había empezado la cita para hablar de todo ¿ y ya quiere un beso? Pero bueno, el destino solo te da una oportunidad y es ahí cuando tú decides en aprovecharla o rechazarla. Cogió aire y se acercó a ella, solo un beso… Pasó su mano por su cadera, abrazándola y con la otra acariciando su cálida mejilla. Solo un beso… Cerró los ojos y se acercó a su rostro, estaba cerca de ella frente a frente, sentía su respiración en su cara. Solo un beso… Juntaron sus labios, segundos, minutos. Ella le rodeó con sus brazos, poniéndose un poco de puntillas para llegar. Solo un beso… Solo un beso que esperó años. Sus rostros se separaron centímetro a centímetro. Callados se miraron y los dos se sonrieron. Solo un beso… que desencadeno otros  dos más, y otros tres… Una adicción que tuvo que acabar cuando dieron las doce como en Cenicienta pero esta vez a esa hora era cuando empezaba el baile.
- Debemos de irnos o sino se me arruinará la sorpresa.- La dijo mirándola a los ojos con una dulce sonrisa.
-Ui… ¿A dónde me llevas señorito?
- Al país de Nunca Jamás. ¿Te apuntas?
- Mm… ¿Peter Pan?
-No, Mickel.
Los dos sonrieron.



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