25 de diciembre en un rincón de su habitación, llorando sin control.
‘’pero sabes lo que yo siento’’ palabras que le partían el alma como si le clavaran miles de espadas, sabía lo que sentía ella, sabía que él estaba con ella porque se aprovechó de la situación, de su tristeza y de su debilidad. Mickel seguía derramando más lágrimas, no sabía lo que le pasaba nunca antes había llorado y menos por una chica ¿era él? Sí, se miró al espejo y efectivamente, era él, era ese chico tan atractivo de melena castaña y ojos marrones, con sonrisa encantadora y a la vez seductora, el que hacía llorar a las chicas y no al revés.¿Dónde estaba?¿Por qué le había afectado tanto Emily?¿Es que acaso la amaba? Mickel pegó un grito de furia y sin saber que hacer ni a donde ir salió de su habitación pegando un portazo. Caminaba sin rumbo por las blancas y solitarias calles, todo el mundo estaba en sus casas preparándose para esa noche y él esperando a verla, a encontrarse con ella y desahogarse. Por su cabeza pasaban miles de preguntas pero a ninguna la encontraba una respuesta, ¿cómo pudo llegar a esa situación? No era capaz de quitarse de la mente a Emily después de haberle dejado, humillado y jugado con sus sentimientos él todavía la seguía queriendo, no lo entendía, no entendía nada. Solo sabía una cosa, nada de eso hubiera pasado si no se hubiera encontrado con aquel chico de ojos verdes llamado Simón, le odiaba, le quito a su chica y él no lo iba a permitir. Entonces los vio, a esos dos enamorados en una moto, como Emily sonreía y se abrazaba fuertemente a Simón, parecían felices muy felices, Mickel no lo soportaba un fuerte sentimiento le recorrió por el cuerpo y la mirada de Simón y de Mickel se cruzaron, las dos con un mismo significado: odio. Mickel sonrió con maldad, Simón solo se le quedó mirando y aumentó la velocidad. Se quedó mirando como se alejaban cada vez más.‘’venganza’’ se le paso a Mickel por la cabeza. Vengarse de él o de ellos pero no sería capaz de hacérselo a Emily ¿o si? Tenía tanta rabia que no se quería vengar de todo el mundo que le hizo daño.El golpe del accidente y los gritos de Emily hicieron que desapareciera su rencor. Corrió hasta el lugar donde se encontraban, vio a Emily tirada en la acera con el casco azul de Simón puesto y sangrando.
-¡Emily, Emily!- gritaba, pero no le respondía, vio como sus ojos se iban cerrando y su boca pronunciaba un nombre ‘’Simón’’. Mickel levantó la mirada para buscar a Simón, pero no lo encontraba hasta que vio a lo lejos una figura, se acercó un poco y le vio, era él, tirado en el suelo, desangrándose, con los ojos abiertos y mirando a Mickel. ‘’Corre véngate, es tu oportunidad, mírale no sobrevivirá, remátale antes de que venga alguien, nadie sabrá que has sido tú.¡Venga!’’ escuchaba en su interior. Dispuesto a pisarle a hacerle sufrir, Simón le miró.
-gracias.- dijo sin voz, en su último aliento, sin fuerzas. Retrocedió ¿gracias?
La gente salió de sus casas al oír el accidente y apareció una ambulancia, Mickel miró a Simón y se fue. Huyó más bien.
Tumbado en la cama con la almohada tapándole el rostro. No era capaz de quitarse aquella imagen la del accidente. ¿ Lo había provocado él? No, no podía ser, él no hizo nada solo aparento ser fuerte delante de otro chico como hacía siempre para que nadie le pisoteara. La sonrisa de Emily el rostro de Simón, el gracias que le dijo no se lo podía sacar de la cabeza.¿Se tendría que haber vengado? No sabía pero tampoco sabía que pronto se vengaría de él.
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