Tus latidos aumentan. La respiración se acelera. Un solo beso encadena miles de ellos y cada caricia se multiplica por todo tu cuerpo. No piensas solo actúas mientras te dejas llevar por la pasión.
-Te amo…- Susurra en su oído.
-Y yo a ti… - Responde, siguiendo con sus besos. Miles de besos recorren su cuerpo, junto con caricias que se pierden en su espalda. Es comida lentamente. Se siente bien. Le abraza fuerte agarrándose a su espalda y cierra los ojos. Recuerda el día que le conoció, fueron amigos, le quiso, le utilizó ,en cierto modo, pero le quiso. Y ahora lo sigue haciendo. ¿Por qué juega con él? No lo sabe… solo sabe que le ama. Ama sus te amos, ama sus susurros, su cuerpo, como la besa, como la come cada noche, como la ama. Los besos prosiguen. Abre los ojos y se encuentra con los suyos. Le hipnotizan. Él sonríe y ella también. Se tumba a su lado rodeándola con sus brazos. Se siente protegida.
-¿En qué piensas?- La dice, acariciándola el pelo.
-Mmm… en el cambio climático. En mi opinión todos moriremos por ese problema- Él se ríe al escuchar su respuesta y se la queda mirando con una sonrisa.
-¿Qué?
- No, nada. Yo pienso que todos moriremos con un Apocalipsis zombie.
-Sinceramente, debes dejar de ver tanto la tele.
-¿Perdona? Hay más posibilidades de morir atacado por un zombie que por un calentamiento global- Sonríe mirándola a los ojos.
-Si, ya claro… o por unos marcianos que vienen del centro de la Tierra- Se muerde el labio inferior mirándole.-Tonto-
-Tonta – Le saca la lengua, manteniendo su sonrisa. Le encanta… esa sonrisa, esas estupideces que suelta. Se puede decir que es ¿perfecto? No… a tanto no llega, pero sus fallos también le gustan. Todo de él le encanta.
-Bueno… renacuaja ahora vengo. Voy al servicio- La da un pequeño beso en los labios y se levanta. Emily se queda mirando su cuerpo, es tan perfecto. Muchas chicas estarían deseando estar con él, es su sueño. Un chico tan, tan bueno. Por ser un poco superficial. Pero ella no se enamoró de su físico, bueno en parte si, pero le encantó su manera de ser. Vio que había madurado, manteniendo su humor infantil pero le encantaba.
De repente suena un pitido procedente del móvil. Emily se gira hacia la mesilla donde la había puesto y lo mira: 1 sms Laura.
‘’Mañana a las 11 en la cafetería de la esquina. Te quiero!’’
Sonríe y se sitúa en donde estaba tumbada. Las cosas han cambiado desde hace años, para mejor. Supone. Todo iba bien, todo… hasta que vinieron las dudas, los recuerdos.
-Renacuaja. Cógelo – Dijo Mickel tirándole un refresco.
-Gracias… - Le sonríe tirándole un beso mientras él se sienta a su lado, abrazándola. No sabe bien porque hace todo aquello. No quiere perderle pero lo más seguro es que le perderá.
-Oye… Mickel.- Dice mirando a la lata que tiene en la mano, sin parar de moverla.
-Dime – La responde con una sonrisa.
‘’¡No, no, deja esa sonrisa!’’ ¿Por qué tiene que sonreír? ¡¿Por qué la encanta tanto!?
-¿Me lo vas a decir hoy o hay que esperar más?- Suelta una pequeña risa mirándola a los ojos.
-Si… si te lo digo.. esto…
-¿Pasa algo? – Emily le mira. Su rostro ha cambiado ya no está sonriendo, está preocupado. ¿Se lo dice? ¿qué le va a decir? Ni lo sabe ella. Le ha salido solo, no quiere joder la situación. ¿Después de hacer el amor le va a decir que ha aparecido Simón? Es de ser retrasados.
-Que te amo –Sonríe, intentando disimular.
-Idiota me habías asustado. –La da un pequeño empujón hacia el lado sonriendo.-Y yo a ti, tonta. –La abraza fuerte dándole un pequeño beso en los labios.
-Mucho ¿vale?
-Mucho. –Los dos sonríen. Uno porque tiene lo que siempre ha querido, y otra porque… porque no le queda más remedio que sonreír.
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