domingo, 16 de septiembre de 2012

Si esperas, desesperas.

Te quedas sentado mirando por la ventana del autobús, que te lleva a una dirección concreta. Miras las calles esperando algo. Como si algo pudiera pasar, algo que te saque de tu rutina.
Algo que te haga recordar ese día, que aunque no sea nada especial quede en tu mente.
Siempre esperamos cosas. Cosas que deseamos, cosas insignificantes, cosas importantes. Y nunca ocurre nada de lo que quieres, es más, ocurre todo lo contrario u ocurre cuando  menos te lo esperas. 

¿A qué esperas exactamente? 

Yo espero una palabra, que nunca llega. ¿Por qué? Porque la espero y desgraciadamente sé que nunca llegará. Pero ¿qué hago? Sigo esperando hasta que llegue de improvisto. Hasta que aparezca cuando menos me lo espere. Hasta que deje de esperar. 










                                                                                                                                   Lo siento.

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